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domingo, 14 de enero de 2018

El vendedor de humo, una aspirante a modelo y un anuncio.


A pesar de considerarme un veterano en redes sociales, de haber visto el nacimiento y el crecimiento de Whatsapp o Instagram, cada vez me sorprendo más del mal uso y abuso de las redes.
Bajo mi punto de vista, las redes sociales se crearon para el bien, del desarrollador de la idea y para el público al que iba dirigido. 

Ciertamente hay youtubers que ganan una pasta, gracias a ese invento de Google, colgando verdaderas memeces y tonterías que se hacen virales, teniendo millones de visitas, que se convierten en euros, para el lumbreras que lo cuelga. También podemos ver una película, un concierto o un reportaje. Es así, se hace viral la tontería más grande.

Un buen día me di cuenta del "botón" al que había que darle, cada vez que entraba en Facebook, no ver anunciados la cámara de fotos, el reloj o el sofá que había estado mirando en Google. Ese gigante que nos monitoriza y hace una perfilación casi mejor que el más especializado analista, se llama Google y lo sabe casi todo sobre nosotros. No es gratis, no. Si pagamos a la Seguridad Social, cómo no le vamos a pagar al que lo sabe todo de todo y de todos. Es de ingenuos pensar que es gratis.

Ideas nacidas en la cafetería de una Facultad o en el garaje de una casa. Ideas de jóvenes emprendedores de verdad. Los jóvenes emprendedores están de moda, pero no los del selfie y el postureo, sino los que  han currado durante mucho tiempo veinticinco horas al día, trabajan en chanclas y camisetas y sus empresas empezaron a cotizar en bolsa, convirtiéndose en millonarios.

Si, esos son los emprendedores de moda, también los hay más modestos, me consta, luchadores, no amantes del postureo, que tuvieron un sueño, se ha hecho realidad y siguen luchando por él.

Volviendo a las redes sociales y las Apps de mensajería como puede ser Whatsapp y su competencia Telegram, he visto como surge una extraña forma de publicidad, entre casera, cutre y "vamos a gastar poquito, que podemos ganar más".

Un paseo por un Centro Comercial, un cartel impreso en "Copistería CopyPega", con uno o dos números  de móvil y el  Whatsapp. ¿Quieres ser modelo? Y la chiquilla o el chiquillo, se informa por Whatsapp, el resultado os lo podéis imaginar. Al cabo de un tiempo, han perdido el dinero y el valioso tiempo y los sueños truncados por vendedores de humo, que amparados en la gratuidad de las redes sociales, les venden sus sueños: ¿quieres ser modelo? ¿quieres ser maquilladora? y así un montón de sueños en una ciudad que necesita que la despierten.

Porque el grito de  "¡despierta chaval!", va para esas almas cándidas que pagan religiosamente todos los meses para ser modelo o maquilladora. ¡Pero chiquillo!, ¡pero chica! ¿os habéis mirado al espejo? no os veo ni por asomo en MBFW de Madrid. Despierta! que te comen la merienda.....

Aún siguen  jóvenes dormidos o anestesiados por vendedores de humo. Aspirantes que se van a enfrentar pagando, a una selva sin ley, donde triunfa el más fuerte, el más pelota, la más sibilina o incluso, el más tonto. En los dos casos, cazador y cazado, me refiero a empresario y aspirante a estrella, son dos maneras de emprender. Uno se alimenta de los sueños de otro y otro que emprende un camino a ninguna parte.

Pues no hace falta navegar por Internet y bucear en redes sociales, basta con estar atento a los eventos que Málaga ofrece durante todo el año y os daréis cuenta de quién pone el cartel y quién paga por su sueño. Quien vende el humo y quién se lo fuma.

"Y como este año me he portado bien..." (no hace falta ser muy listo para intuir hacia que público van encaminadas esas campañas publicitarias) "me pido ser diseñador/a". (Me aguanto la carcajada y pongo punto y final esperando que a estos niños y niñas, los Reyes Magos les hayan traído un dron o un iPhone, a la larga más baratos que ser top model de barrio.).

@jcebreros20







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