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sábado, 16 de julio de 2016

"Es Verano en Niza, y primavera en Turquía"

El verano ya llegó, la vacaciones ya llegaron y a algunos les pilló en Turquía, en Benidorm, en Málaga, en Sevilla o en Niza.
El verano es esa época del año que llega casi sin avisar, pero que nunca deja de sorprender cuando llega, porque llegar, llega, antes o después llega el estío. A algunos con un inesperado amor, que durará hasta septiembre, con el trabajo que ha soñado durante años y que también durará hasta septiembre. O con ese viaje, que estaban esperando y que comenzarán a pagar en cómodos plazos en El Corte Inglés, en septiembre. El verano es bonito, idílico, ñoño y hasta mentiroso. El verano es inevitable. El chancleteo, los colores fluor, las terrazas y los bares de moda, el postureo infantiloide en el muro de las lamentaciones de Facebook. Ya no tenemos posados de Ana Obregón, el Instagram se encargó de ello, y Ana Obregón se ha reencarnado en infinidad de chicas, que ponen morritos y poses de modelos trasnochadas en bikinis del mercadillo.

Es verano y desde el 7 de Julio, no ha dejado de sorprenderme como unas fiestas universales,  me refiero a los Sanfermines, que en un pasado mucho mejor, trajeron a Heminway, Ava Garner y algún que otro personaje no exento de glamour, y que  se han convertido en un infierno para muchas chicas. Y es que  con el vino, no hay que ser generoso, porque a muchos los ha traicionado y han traicionado ese respeto que hay que tener siempre a una mujer, el no traspasar la barrera  de la dignidad. No es no. Y cuando una mujer dice que no es que no y el que se empeñe en que sea que si, debería de ir directamente a la cárcel.

El verano de 2016 en Niza debió ser tambien idílico, hasta que se cometieron los atentados la noche del pasado jueves y murieron un centenar de personas, en una guerra invisible, donde el enemigo, puede ser el vecino del quinto, donde difundir imagenes de la pesadilla, puede ser lo que quieren que hagas los asesinos. Pero siempre vendrá un sabio, que te diga que no tengas miedo. Que se muestren imagenes de la barbarie ( y así como por ignorancia hacerle propaganda gratis a unos carniceros). No, no estoy por la labor. Puedo parecer ir en contra de todo, menos lo que me dicta la razón y el sentido común.

Y mientras los Dólmenes de Antequera, que llevan muchos miles de años ahí,  tenían que ser Patrimonio de la Humanidad, en verano. Y para eso hay que viajar a una tierra muy dada a los golpes de estado, y de un presente turbio. Y en el verano de 2016, tuvimos, Dólmenes de Antequera declarados Patrimonio de la Humanidad y a una delegación metida en el hotel en Turquia, ya que no era muy recomendable salir a la calle a buscar un kebab y una cajita para el pin de oro al trepa malacitano, ese que llegará a donde quiera.

Cuando se le ve a la sombra de Rajoy, muy pegadito a él, incluso haciendo running de campaña, me recorre un escalofrio por la espalda. No he visto personaje como él. Ese de los tuits prodigiosos, donde aprovechaba las condolencias por los atentados de Niza,  nombrando en el tuit como el que no quiere la cosa, a los Dólmenes de Antequera.

Se ha terminado el golpe de estado, esta vez ganó el pueblo y podemos estar tranquilos, la comitiva volverá a Málaga. A los golpistas les espera, hasta la pena de muerte, en un país que no se anda con chiquitas ni en verano.

Como la vida, no se andó con chiquitas para que la gran Concha García Campoy, y nos abandonase  en verano, para hacer periodismo desde el cielo, y para corregir las faltas de mis Crónicas.

Es verano, acabamos una quincena de Julio, para meternos en otra, que esperemos que sea más divertida, más  azul y menos gris tirando a negro. Termina una quincena de vacaciones para mi, donde he visto de casi todo los personajes que me puedo imaginar, desde la niña del lazo XXL que va a la piscina con mama y papá o la mamá que no ha podido bajar a la piscina, porque está con las niñas en Londres perfeccionando el inglés, que les ayude a entender mejor los catálogos del IKEA.

Gente ficticia, naufragos úrbanos. Una jungla que sale cada verano a divertirse, algunos sin tener en cuenta al vecino, del cuarto, del quinto o del bloque 4.

Mi más sentido pésame a las familias de la víctimas del atentado en Niza, y que Dios las tenga en su gloria.

martes, 12 de julio de 2016

"La Playita, un dominguito, con la suegra y una sandía"

Mi vecino el del cuarto, se ha comprado un todo terreno, según él, pero según el concesionario de coches, es un todo camino. Para estrenarlo que mejor que ir a la playita en dominguito, a la antigua usanza: tres sombrillas, un toldo, una docena de sillas plegables, una mesa de playa familiar, dos barcas hinchables, el inflador, dos neveras azules, una para la comida y otra para las bebidas, que siempre faltan, una bolsa de deporte llena de toallas, cremas de protección solar y no se si llevaban un generador de corriente para cargar los móviles y  un portatil con un disco duro de un terabyte, para en los ratos de aburrimiento, ver peliculas descargadas previamente.
Es que mi vecino el del cuarto, es muy tradicional y le gusta estar en familia. Y en familia fueron a la playita, un dominguito,  él a los mandos de su flamante todocamino, con un porta bicicletas donde ató todos esos bárturlos (parecía que iba a pasar el Estrecho). Su suegra, con su batita fresquita (la suegra, que no esté al sol). Su mujer, una mujer de su casa, la que hace y deshace. Jenni, Tamara, Iker y el pequeño Borja, un retoño de apenas cinco meses, con su carrito maxiplus. Detrás su cuñado en  un corsa gris, con su mujer, la hermana de mi vecino, con otros tres postpúberes, que se debaten entre la edad del pavo y la del recalentamiento de partes bajas.
Llegó la comitiva a la playa, después de una horita de caravana, donde mi vecino, pudo probar el aire acondicionado bizona que trae el coche de serie y escuchar en la radio, el último éxito de Enrique Iglesias. Tengo que hacer un paréntesis, pero he caido en la cuenta que Enrique Iglesias, a éxito por año, se va pareciendo más a Georgie Dann.
Y comenzó la mudanza, de los coches a la playa, para montar en dos metros cuadrados que quedaban libres, en ese mar de sombrillas, de todos los colores,  y marcas. ¿Han visto lo generosa que es Cruzcampo, que regala hasta sombrillas? Ese mar de sombrillas que es una playa en verano. Comienza el montaje del campamento, los chicos no pierden el tiempo y cogen las paletas de playa, multiusos: paletas y tablero de parchís y damas. La suegra a la sombrita y con un botellín de agua, relleno. Porque los botellines de agua de 33cl, son reciclables.
Entonces es cuando vienen las mamás, con un tarro de crema del Mercadona, tamaño bote de suavizante y de dedica a juntar crema desde a mi vecino el del cuarto, ahora llamémosle "español de pelo en pecho y espalda" hasta la suegra, en lo poquito de carne que deja enseñar con su bata de colorines, del mercadillo del miércoles. Las niñas, en esas edades tan difíciles que van desde los trece a los quince, donde no apartan la vista del móvil y son expertas en selfies.  Ellas no quieren crema, ellas quieren ponerse morenas, el primer día. El sentido común no existe. ¡Alma de cántaro!, si eres rubia, tienes los ojos claros como tu puñetero padre y lo máximo que vas a conseguir es ponerte la espalda, las piernas, los brazos, la barriga y como mis vecinos, los del cuarto, son tan liberales, hasta las tetas, como un salmonete.
No importa, allí pasaron todo el dia al sol, echándose Nivea de la lata azul, por todas partes y haciéndose selfies y subiendo a Facebook "en la playita, tomando el sol con Tamara".  Mientras que esos chavales, paleta, pelota, chapuzón, paleta, pelota, chapuzón y botella de dos litros de refresco de cola. Imaginaos como estaban esas jovencitas y jovencitos a las nueve de la noche, cuando se metieron en el atasco de los dominguitos por la tarde cuando todo el mundo le da por ir a casa a la misma hora. ¿habrán aprendido?
Los cuñados no se movieron de debajo de esa carpa, la mujeres, tampoco. Faltó bebida, se rieron. Mucho repaso con ese escaner natural que tenemos los seres humanos, para detectar un topless o un tio depilado y musculado con bañador fluor. Un icono para ellas, un rival para ellos.  Dejémosnos de tonterias, pero es así. A la playa, la gente tradicional, la de toda la vida de Dios, vamos, que parece que estamos haciendo mudanza. No se nos escapa ninguna chica en monokini, queremos ponernos morenos el primer día y sólo apartamos la vista del móvil, para dar un repasillo a la suegra, a ver si sigue fresquita, con su batita y si hay que rellenarle la botellita de 33 cl, con agüita. Y de camino, una escapadita al chiringuito, por tabaquito y a dar repasitos.
Esto se ve en toda la costa española, los mares de sombrillas y toldos. Los coches al sol. Y la gente que no se puede mover por haberse quemado. Pero hay otra forma de ir a la playa. El Club de Playa. Ya nos ocuparemos de repasarlo. Pero lo tradicional, lo de toda la vida, es ir a la playa con la sandía, que corta mi vecino del cuarto de forma magistral y como el que va de mudanza o a cruzar el Estrecho.
@jcebreros20

martes, 5 de julio de 2016

"Veranito malaguita, o no. Veranito"

Es un hecho contrastado, el que casi todo el mundo relacionemos las vacaciones, que tenemos la suerte de disfrutar, con la piscina y la playa. Nos depilamos, nos compramos los trajes de baño, vamos al gimnasio, hacemos dieta, con tal de lucir palmito en una tumbona, en una toalla o de postureo en el chiringuito de la playa, o ese que está de moda y que tiene macro piscina, donde una botella de champán, vale la entrada de un piso.

El verano es así, nos encanta ver y ser vistos, mirar y ser mirados y admirados, eso sobre todo, admirados, seguidos, nombrados e idealizados. Pero yendo un poco más allá y analizando el fenómeno glamuroso de las playas y piscinas, pondré un ejemplo de como ese glamour se viene abajo, cuando en esos idílicos paraisos se cuela la merdellonez, la ausencia de vergüenza e incluso la cara dura.

Recuerdo hace unos años, que nos fuimos a pasar unos dias a un complejo hotelero en una zona de costa, aquí en Andalucía, la provincia no importa, el hotel es lo de menos, lo que importa es la poca vergüenza del señorito, que con muy mala saña le arrebató a mi suegra una tumbona, diciendo que era suya, una tumbona de plático y con una lona roida de color azul propiedad del hotel, que en invierno yacen unas sobre otras. Vamos a ver, eso no es motivo, para arrebatar una tumbona, el verla vacia y sin dueño, merdellones de vacaciones.

 Al poco tiempo nos enteramos que la gente que iba a esos hoteles, madrugaba más por coger una tumbona que por ir al trabajo. Será el sol y el exceso de comida que se ponen en los platos, en el buffet, para luego tirarlos, lo que multiplica los desvaríos mentales.

Es un fenómeno a analizar,  el hecho de que una persona saque sus más bajos instintos en el tiempo de vaciones. Efectivamente el ser humano viene del mono, por eso el hombre no ha evolucionado. Un detalle que no quiero que se me pase, son las excursiones de jubilados. Observar como son capaces de comerse todo el catering de un hotel y llenar los platos de paella con patatas fritas, es un claro ejemplo, no de ganas de comer, sino de ganas de tener una subida de los trigliceridos de 1 a 400 en cero coma, o de como la agonia a cierta edad y rodeada de las mismas personas en las mismas condiciones, multiplica el merdellonerio del jubilado. Es una especie de carrera a ver quién llena los platos de los más variados manjares.

Vámonos a la piscina con ese chaval, recién salido de la selectividad, que le dice a la chica que le gusta y que lleva todo el curso, sin saber como invitarla a salir: "Naiara del Carmen, te vienes a mi piscina" y a Naiara del Carmen,  se le multiplica el brillo de los ojos azul prusia. Va con mamá a  comprarse un bikini de Calzedonia. Se compra ese bikini de la chica del anuncio de la marquesina del bus, se llena de abalorios y  las autenticas chanclas brasileñas, se asegura de tener cargado el móvil  para una larga jornada de Whatsapp y Facebook e introduce todo lo necesario para pasar una jornada en la piscina. Incluido el set de maquillaje water proof.

Entonces Braulio de Asís, ese chaval recién salido del acné, algo miope pero que va a estudiar una Ingeniería Industrial, se afeita después de un més, se introduce en su bañador fosforito y se pone la gorra de rapero trasnochado. Es su dia. Lo que no sabe es que se le ha olvidado un detalle: su piscina es comunitaria, de un aforo para 40 personas enlatadas y eso Naira del Carmen lo ignora, es más sueña con esa barbacoa, esos mojitos y esas fotos de piernas depiladas que se confunden con salchichas frankfurt. Y esas etiquetas en Facebook, con más imaginación que realidad.

Naiara del Carmen, llega a la puerta de la urbanización acompañado por su padre, en un Audi A10. Y comienza la sospecha y el tercer grado, Naiara, con tal que el padre desaparezca, responde con evasivas en una historía tan improvisada como ésta.

Braulio se derrumba, cuenta su verdad, que no le dio tiempo a confesar, pero Naiara del Carmen, esta enamorada, se dan un beso en esa especie de bañera que es la piscina comunitaria, entre empujones y niños prepuberes saltando y gritando hasta el punto que la chica es sacada como en los macroconciertos, hacia el cesped artificial. Que bonito es el amor de verano. Y retransmitirlo por Facebook, para que nos enteremos todos, incluso el Monigote para  inspirarse.

Y mientras la Malagueta, que no es la Malvarrosa, pero que tendrá uno de los más lujosos hoteles del Paseo de Sancha y de España, tiene nata en el agua de sus costas, pero no la nata de un blanco y negro de casa Mira. No. Es un eufemismo para denominar a la mugre, que flota en el agua del mar, si lo decimos de una forma más castiza: mierda. Con perdón. Algo habrá que hacer, porque ese no será un hotel del Imserso, no, será un hotel para turistas "con taco". No está bonito que ese precioso  hotel, que antaño fuese Palacio de Justicia, tenga una playa privada con nata montada. Eso es el toque malaguita a un pedazo de proyecto. Les deseo mucho exito y poca nata.

Pués ésto es sólo una muestra de lo que puede ser el verano, con protagonistas como el selfie a todas horas, los bañadores fluor, el top less en la Misericordia, los paseos en Muelle 1, los desfiles de modelos recién salidas de la Academia y una Feria que acecha y advierte. Es ese momento en el que el malaguita está en boca de todo el mundo, puede ser trender tropic, por una merdellonada o como hace unos años en el Guetto de Caneda por una felatio en plena calle.

Es verano, Braulio y Naiara, están enamorados, aunque la experiencia de ella en esa lata de conservas llamada  piscina fuese un mal sueño, la dama y el vagabundo, una historia de amor y piscina. De más recalientamiento de bajeras y mucha playa de Huelin, aunque Naira es una chica bien, que tiene piscina privada y una sala de musculación. Verano malagueño de ficción pero que podia ser cierto de no ser porque estas Crónicas de un Monigote, están escritas en vacaciones.

@jcebreros20