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sábado, 28 de mayo de 2016

"En Málaga también hay pelotas, muchos pelotas"

Veo crecer  Málaga, pero no a algunos malagueños, parece que el tiempo no pasase por ellos, no porque se conserven jóvenes, sino porque no evolucionan. Su mayor defecto, es su única arma, ser pelota, muy pelota, extremadamente pelota.


En Málaga el pelota tiene su gracia, su glamour, su móvil con cámara para hacerse fotos con el "peloteado" y la tecla "publicar" de Facebook, siempre dispuesta. Es un guerrillero etiquetando fotos, y un genio de la pantomima y la farsa.


El pelota, es mentiroso, es un actor consumado, es un genio de la interpretación. Toda esa fuerza, la emplea para conseguir sus fines que al igual que el trepa, suele ser beneficiosos, muy beneficiosos, extremadamente beneficiosos para él.

Los ves en política, como desde lo más bajo del escalafón, desde esa pirámide que puede ser la estructura de un partido, siempre destacan unos cuantos que pelotean a los que están en el segundo escalón y así sucesivamente, hasta la punta de la pirámide, siempre te encontrarás, más de uno alrededor del líder, revoloteando como moscas ante una tarta de cumpleaños.

Para describir al pelota en el trabajo, al que puede denominarse también con el término castizo de "lameculos", tendríamos  que hacer un ejercicio de síntesis, para poder describir en este post lo que ese molesto parásito social y laboral es capaz de hacer, para conseguir su propósito, que no es más que gozar de más privilegios del resto de sus compañeros, o lo que viene siendo: "pisar cabezas".

El pelota, es criticón, muy crítico, tanto que es capaz de criticar a cualquiera, para atraer la atención del "peloteado". Disimular, lo que no es disimulable, no es  su fuerte,  porque a un pelota se le ve en Málaga desde la Muralla China, y si metes este término en Google, te sorprenderías. Cuando existe una relación de poder entre el pelota y el peloteado, el riesgo a sufrir ataques de halagos hipócritas, será insufrible.

Volviendo a nuestra bellísima ciudad y saliéndo de la oficina, y adentrándonos en la jungla de la vida social, el pelota, los pelotas, la pelota y las pelotas se multiplican, los que rodean a personajes y personajillos para  hacerse un selfie, los que venden su alma al diablo para estar en privilegiadas atalayas, junto al personaje de turno. Para ser alguien o algo. O una caricatura de si mismos.

Pero creedme, algo que me repugna y me hace tomar omeprazol, es "donde dije digo, digo Diego" en un alarde de cinismo, se contradice, él o ella misma para estar de parte del "peloteado" y permítanme la expresión castiza "lamerculos", para homenajear a los que antaño criticaba. Hablando se entiende la gente y al pelota se le identifica porque por la boca muere el pez, y con un selfíe se presentarán en redes sociales.

@jcebreros20





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